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G.A.T.A.
Calificación: N/A Votos: 0 (Votar!) | Enviado jueves, 09 de mayo, 2002 - 05:09 pm: |
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| A GRANDES ERRORES, GRANDES ENMIENDAS. Tras dos meses de intervención gubernamental en el INAB, la medida y sus efectos perniciosos ya pueden ser evaluados. Por : Héctor Mauricio López Bonilla (Publicado en Prensa Libre, 9/10/2002) A proposito de la preocupante situación que se está viviendo en el campo, se reactiva la controversia sobre si el camino correcto sigue siendo la promoción de la supuesta vocación agrícola del país. En gran medida, la conjunción de dos factores complica el escenario: por un lado, el agotamiento del modelo agro exportador, el cual sugiere una urgente redefinición; por el otro, el problema de la posesión de la tierra, una demanda para la que jamás habrá oferta suficiente. Esto obliga a que Guatemala establezca medidas urgentes en el corto plazo, pero además, que las fortalezca con el mantenimiento de línea complementarias y alternativas para el mediano y largo plazos. En ese contexto, cobra gran importancia el criterio que contrasta la vocación agrícola con la aptitud forestal como parte de la ya sugerida estrategia de desarrollo rural. No obstante, esta es una de las grandes líneas de trabajo que ahora se encuentra en peligro, precisamente por falta de visión estratégica. La reciente intervención del Instituto Nacional de Bosques, INAB, demuestra cuán frágiles pueden ser los procesos de transformación y desarrollo en el país, si no se puede garantizar un norte político inalterable, libre de decisiones antojadizas. Las protestas provenientes de universidades, asociaciones, fundaciones, comunidades y cooperativas, así como a las advertencias hechas a lo largo de dos meses, respecto del impacto negativo que la mencionada medida ha tenido obliga a que el Gobierno evalúe con seriedad esa decisión. No se puede poner en peligro el poco trecho caminado, cuando los resultados provenientes del Plan de Acción Forestal para Guatemala -formulado desde 1989- se encuentran a la vista. A nadie escapa que dicho plan fue producto de la amplia participación multisectorial en su concepción. De igual forma, los beneficios de su implementación pueden ser contabilizados a partir de la evaluación de los proyectos de desarrollo que han sido puestos en marcha como parte de la actividad forestal en términos de producción y protección. Pero hay algo más que no puede perderse de vista. La Ley Forestal creó una institución autónoma y descentralizada, cuya dirección fue garantizada para trascender la inestabilidad propia de los cambios de gobierno, es decir, para proteger la naturaleza estratégica de sus propósitos. En adición a ello, el proceso mismo fue generando una dinámica de incorporación de cuadros técnicos que le han dado solidez institucional al INAB. Este hecho, no sólo había agilizado la gestión administrativa, sino, además, mantenía preservada a la institución respecto de cualquier tentación partidaria, tanto en términos de usufructuar su capital laboral como botín político o bien su cobertura estratégica con fines electorales. Este punto es el que más suspicacias ha generado con relación a las verdaderas intenciones de la intervención, porque los argumentos racionales que pretenden justificar la misma lucen demasiado simples, superficiales y hasta ridículos en algunos aspectos. Tras dos meses de intervención, la medida y sus efectos perniciosos ya pueden ser evaluados. Se sustituyó el carácter colegiado de su dirección y administración por el poder discrecional de un interventor; se empezó a minar su capacidad técnica con la destitución de cuadros preparados; se ha creado un ambiente de falta de certeza jurídica en el sector. Pero más grave aún, se ha incumplido la ley. La restitución del gerente del INAB, ordenada por un Juez de Primera Instancia el 9 de abril, fue olímpicamente desatendida por el señor interventor. Ahora que la Corte de Constitucionalidad ha suspendido de forma provisional la intervención, no queda alternativa más que hacer honor al principio jurídico de que nadie es superior a la ley. Si hasta ahora la confrontación de argumentos, realidades y hechos no ha dejado un saldo favorable para justificar la intervención, la resolución del más alto tribunal constitucional es contundente. Mientras esto sucede, el señor interventor del INAB se “sacrifica” al aprovechar un viaje al parecer oneroso e innecesario como parte de su “arduo” trabajo de intervención. Bonito ejemplo de lo que es el fiel cumplimiento de una misión.
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misesian (200.30.151.64)
Calificación: Votos: 1 (Votar!) | Enviado sábado, 15 de junio, 2002 - 12:20 pm: |
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| Ni el INAB ni el Estado La unica solucion al problema de los bosques es que se privaticen. Mientras el Estado sea duenio de ellos, solo se beneficiaran de ellos los politicos de turno en el poder PIPOLDERMOS. Aun, en los terrenos donde la gente tenga bosques, no se cuidaran estos hasta que a sus duenios no se les pague por arbol prorrata; por diametro y especie, un alquiler mensual por la produccion de estos de oxigeno. Mientras los arboles de los chapines no sean medios productivos que devenguen utilidades a sus duenios, seran estorbo a la milpa o el frijol, que si se pagan bien en el mercado. Curiosamente, los paises interesados en imponernos partidos politicos socialistas verdes, y aun los liberales gringos, saben que resultaria mas caro pagar lo que vale el alquiler de los arboles para oxigeno, que subsidiar partidos politicos que estaticen los arboles.
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